viernes, 11 de febrero de 2011

RATO, EL NUEVO HOUDINI DE LAS FINANZAS

En un país en el que abundan los adivinadores del futuro, los lectores de cartas, los ilusionistas del más allá, sorprende que uno de los magos más prestigiosos de las finanzas, el Sr. Rodrigo Rato, no hay montado una empresa nacional para sacar los réditos oportunos a su sagacidad adivinatoria, convirtiéndose en el nuevo Houdini español.

Todavía no salgo de mi asombro como estando a la cabeza del FMI, el sancta sanctorum de los bancos, el observatorio de todos los movimientos especulativos y financieros mundiales, allí donde se analizan microscópicamente los arreones que en segundos se producen en las redes, sean de acciones, fondos, hedge funds o cualquier otro elemento distorsionador y especulativo relacionado con el billete verde o asociados.

Con la publicación del informe de la auditoría del mandato de Rato entre 2004-2007 a la cabeza del FMI, queda al descubierto que la incompetencia de Rato impidieron alertar o anticipar la crisis que se nos venía encima.
Estaba tan contento de haberse conocido, que meses antes del terremoto de Lehman, se permitía hacer declaraciones de esta guisa "Este es un momento de grandes oportunidades en el sector financiero y en la economía mundial. Si los gobiernos y el sector privado logran aprovechar las oportunidades, las perspectivas de que continúe la prosperidad a escala mundial son excelentes,"

¿Por que se iba a preocupar nuestro gobierno de la situación futura, si los genios y las grandes personalidades mundiales nos tranquilizaban?
Lo peor de todo es que ellos no lo han pagado; se han socializado las pérdidas y se siguen repartiendo beneficios.

¿Que sería de nosotros, profesionales todos, si cometiésemos errores de bulto en nuestras profesiones y con mucha menos trascendencia? Como mínimo a Mahón(es una metáfora); ellos asientan sus sebosos traseros en lugares como CajaMadrid para continuar medrando y aprovechándose de su "sabiduría".

En España, todos sabíamos, no hacía falta ser experto para adelantar que había una burbuja inmobiliaria y que tarde o temprano reventaría; allí llegamos también gracias a sus consejos , a sus amigos los banqueros y el banco de España, de que los pisos se pagaban esas millonadas porque había gente para comprarlos. Ahora amargamente comprobamos que no era así; los bancos también lo están sufriendo, pero mucho menos que los ciudadanos que se han quedado sin piso y continúan pagando.